UNA
PRECIOSA FACTURA
Cierta tarde un pequeño se acercó a
su madre, que preparaba la cena en la cocina, y le entregó una hoja de papel en
la que había escrito algo. Después de secarse las manos y quitarse el delantal,
ella leyó lo que decía la nota:
Cortar el césped del jardín............ $15.00
Limpiar mi cuarto esta semana ...... $5.00
Cuidar de mi hermano.................... $5.00
Ir a la panadería..............................
$0.50
Sacar la basura toda la semana.......$2.50
Libreta con buenas calificaciones $ 50.00
Limpiar el patio............................. $5.00
TOTAL ADEUDADO................. $83.00 Al terminar
la lectura, la madre miró con seriedad al chico mientras él aguardaba
expectante. Y sin decir palabra, ella tomó un lapicero y en el reverso de la misma
hoja anotó:
Por llevarte nueve meses en mi vientre y darte la
vida.................... NADA
Por tantas noches de desvelos, curarte y orar por
ti........................ NADA
Por la alegría y el amor de nuestra
familia............................... NADA
Por el temor y las preocupaciones cuando
enfermabas........................ NADA
Por comida, ropa y educación....... NADA
Por tomar tu mano y darte
apoyo............................................. NADA
Cuando el niño terminó de leer lo que ella había
escrito, tenía los ojos llenos de lágrimas. La miró a los ojos y le dijo:
Se fijó en sus manos,
pequeñas por cierto, en sus bracitos, también pequeños, pero al mirar hacia los
costados se dio cuenta de algo: no tenía alas. Desconcertado giró su cabeza
hacia un lado, hacia el otro, volvió a mirar hacia arriba, hacia abajo, se tocó
la espalda y nada.
– ¡Que extraño! -dijo – No
tengo alas. Soy un ángel, se supone que debería tener un hermoso par.
Se dio cuenta también que
no estaba sobre una nube, donde supuestamente duermen los angelitos, sino sobre
un césped suave y muy verde. Si bien era un ángel recién nacido, sabía
perfectamente quién era y que su propósito en la vida era proteger.
Un ángel siempre tiene
clara su misión, por más pequeño que sea.
– Algo extraño pasa conmigo
– se dijo – debería ser como todos los demás angelitos, visto mi túnica, se en
mi corazón qué es lo que tengo que hacer. Estoy dispuesto a cuidar de la gente
y protegerla, pero no tengo alitas ¿será que se olvidaron de ponerme un par?
Comenzó a pensar por qué él
no había nacido como todos los demás Ángeles. Por qué a él, justo a él, le
faltaban las alitas ¿Y si por no tenerlas no podía cumplir con su misión en la
vida? ¿Y si por su ausencia le era imposible custodiar a las personas? ¿Y si la
magia de un ángel estaba justo en las alas?
Entonces, no podría ser
como todos los demás y hacer lo que todos hacían. Esperó un tiempito para ver
si le crecían. Un día y nada. Dos días y nada. Tres días y…. nada, ni una
plumita por pequeña que fuese.
Dispuesto a saber dónde
estaba su par de alitas, el ángel comenzó una larga caminata.
– Tal vez se me cayeron
mientras dormía – pensó.
No sabía hacia dónde ir,
pero estaba dispuesto a llegar a dónde fuera que estuviesen sus alas.
—Te quiero, mamá. Luego tomó el lapicero y escribió
con letra muy grande en el papel: “TOTALMENTE PAGADO”.
2. copiar en Word y
aplicar todo lo visto en clase.
3. Realiza en Paint una
imagen referente a la lectura.
4. enviar al correo el
ejercicio de Word
5. en el blog buscar una
imagen referente a la lectura y enviar la dirección del blog al
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